¿ES VERDAD QUE UN ROBOT CODICIA TÚ TRABAJO?

¿Cómo será una escort del futuro? ¿Habrá? ¿Será un robot? (Ya hay varios…)

Alguna vez alguien dijo: “Estamos siendo afectados por una nueva enfermedad de la que algunos sectores pueden no haber escuchado el nombre todavía. Pero de la que escucharán mucho en los años por venir, y es el DESEMPLEO TECNOLÓGICO”.

Fue uno de los padres de la economía moderna, (John Maynard Keynes) y lo afirmó en ¡1930!. Con esa premisa, el INTAL (Instituto para la Integración de América Latina y el Caribe) que es parte del BID (Banco Interamericano de Desarrollo) ha editado un trabajo notable. Se llama “ROBOTLUCION – El futuro del trabajo en la integración de América Latina”.

Es una mirada profunda a una situación que preocupa a muchos y ocupa a otros tantos. Nada menos que los peligros de la automatización de procesos productivos y de todos los servicios, y el impacto que pudieran tener, y ya tienen, sobre el trabajo tal como lo conocemos.

Una treintena de intelectuales, incluidos algunos Premios Nobel y Rectores de prestigiosas universidades del mundo, tratan de responder preguntas cruciales. Son cuestiones que ojalá estuvieran más presentes en la mente de nuestros dirigentes: ¿Los robots serán una fuente de creación, desplazamiento o destrucción de empleos?

¿Escort del futuro, autos voladores, hiperconectividad… o desempleo masivo?

Estas “Tecnologías exponenciales”, tan disruptivas, están cambiando la matriz de todas las actividades. Dan a luz modelos de negocios impensados apenas una o dos décadas atrás. Nos meten (queramos o no) en la “Cuarta Revolución industrial”, también conocida como “Revolución 4.0”. Allí campean la Inteligencia Artificial, la Manufactura aditiva (Impresión 3D) la Ciencia de Datos, la nanotecnología, la Realidad Virtual y la Realidad aumentada, la “Internet de las cosas”, la computación “en la nube” y el Blockchain. Todas presentan la capacidad de reinventar el mundo. Y lo hacen… no es que vayan a hacerlo en un futuro; ya está ocurriendo.

Y como ignorar eso no es una opción, resulta muy aconsejable adentrarse en este apasionante texto de lenguaje llano. Lo que está pasando es la mayor revolución que haya visto la humanidad. Y nos llevará a niveles de desarrollo jamás soñados.
Se trata de que semejantes cambios no ahonden la inequidad social, sino que sean un camino a la igualdad y la inclusión.

Es la titánica tarea que le aguarda a la sociedad civil. Será una lucha particularmente ardua en América Latina, donde la supertecnología digital podría ahondar la brecha entre ricos y pobres, a pesar de sus características intrínsecamente igualadoras y democratizadoras.
Son notables los artículos incluidos que enumeran los riesgos de la “automatización”. O sea, de que robots, físicos o virtuales, ocupen más y más puestos de trabajo. Hay estadísticas escalofriantes sobre la magnitud de esos “peligros” en ciertas actividades. Algunas podrían ser desarrolladas por máquinas en un 50, 60 o 70 por ciento. Es el caso del turismo, la agroindustria y la banca.

Futuros eran los de antes

Porque vivimos en una especie de “Futuro continuo” que nos abarca y de a ratos nos apabulla. De ahí la necesidad que plantean los coordinadores del trabajo: la de generar un “Contrato social tecnológico” para la región y el mundo, como gran desafío en el corto plazo.
En resumen: ¿seremos capaces (como país, como trabajadores, como asociaciones, como inversores, como escort del futuro, como especie en general) de integrarnos en este nuevo panorama que presenta la automatización y digitalización de todo? ¿O nos quedaremos al costado del camino, desplazados por máquinas virtuales y físicas que realizarán nuestro trabajo? ¿Y en ese caso, qué hacer?

Final abierto. Lo bueno es que ese futuro ya no es algo que vendrá. Lo vemos desenvolverse ante nuestros propios ojos.