MATA HARI: MITOS Y VERDADES

Margaretha Geertruida Zelle, más conocida como Mata Hari​, ​ fue una de las más famosas escorts de su tiempo. Bailarina y cortesana neerlandesa, nació en Leeuwarden, (Países Bajos) el 7 de agosto de 1876. Murió en Vincennes, cerca de París, el 15 de octubre de 1917.

Con su nombre artístico “Mata Hari” (derivado de matahari, que en idioma malayo significa “Ojo del día”, es decir, “Sol”) y su mixtura de danzas indias y orientales, ganó fama, dinero e influencias en Europa.

Se supone que durante la Primera Guerra Mundial realizó espionaje a favor de Alemania. Por eso fue detenida por las fuerzas francesas, declarada culpable de traición, condenada a muerte y fusilada.

Fue la hija mujer y la mayor de 4 hermanos (varones) de un fabricante de sombreros. Luego del divorcio de sus padres, se fue a vivir con su padrino. A los 16 años, ya con una belleza muy llamativa, la todavía Margaretha estudiaba en una escuela especial para futuras maestras. Tuvo un romance clandestino con uno de los profesores, la expulsaron, y se fue a vivir con su tío. En 1895, se casa con Rudolf MacLeod, un militar 20 años mayor, en Ámsterdam, cuando estaba por cumplir 19 años.

Comienza la leyenda

El hombre fue destinado a Java, adonde se trasladó con su joven esposa. Luego de una serie de turbulentos episodios (incluida la muerte de uno de los dos hijos que tuvieron) el matrimonio se deshizo. Ella se refugió en el estudio de las danzas y las técnicas amatorias orientales. Esa sería la decisión que marcaría su vida.

A finales de 1904, regresa a Europa y se instala en París. Allí comienza a “monetizar” su exótica belleza y lo aprendido en Java sobre el misterioso oriente. Aquellos exotismos tenían fascinada a la burguesía del momento, gracias a grandes obras literarias. Incluso se hizo pasar por una princesa javanesa en el exilio.

Se destacó en diversos locales de striptease, con espectáculos que agotaban las entradas. Presentaba sus danzas eróticas, aprendidas desde la niñez, según contaba. Pero eran inventos propios, como su famosa “danza de los siete velos”, en la que simulaba desnudez total.

Paralelamente, se establecía en la sociedad como una de las más famosas escorts (llamadas “cortesanas” en esa época). Con la fama que se había construido, tuvo romances más o menos secretos con altos funcionarios militares y políticos. Compiló una larga lista de Ministros, Generales, grandes empresarios y Diplomáticos como amantes frecuentes.

¿Famosas escorts o famosas espías?

Cuando estalló la primera guerra mundial, gente de ambos bandos (amantes de Mata Hari y no) pensaron aprovechar su condición de ciudadana de los países bajos, que permanecían neutrales. Eso le permitía circular libremente por toda Europa. Desde ambos bandos involucrados en la guerra le ofrecieron actuar como espía, seduciendo a oficiales enemigos para obtener secretos militares.

Primero fueron los alemanes, y luego los franceses. Pero no tomó la precaución de informar a los galos de la previa propuesta alemana, y eso sería su perdición. El servicio de inteligencia francés se enteró de esos contactos, y dedujo que era una agente doble. Por eso la arrestaron y fue acusada de espionaje.

Igualmente, cuentan los historiadores que sus “aportes” a los servicios de inteligencia no fueron importantes. Apenas chismes de alcoba e infundios de imposible verificación y dudosa certeza.

Casi nadie creía en su culpabilidad, pero en Francia se necesitaba un chivo expiatorio para cargarle la responsabilidad por las grandes perdidas de vidas que sufría Francia en la guerra. Durante el juicio (plagado de irregularidades procesales, dicen) no solo desmontaron el embuste de la “princesa de Java”, para mostrar que había vivido toda su vida del engaño. También se la acusó de que, gracias a sus maniobras de “espionaje”, murieron 50 mil soldados franceses.

El 15 de octubre de 1917, Mata Hari fue ejecutada por un pelotón de fusilamiento en Vincennes, a los 41 años de edad. Queda su leyenda, de espía y “mujer fatal”, que no lo fue tanto.